lunes, 17 de enero de 2011

SUNSET PARK DE PAUL AUSTER


Limpiando casas abandonadas en Nueva York
              Santiago Aizarna
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Novela
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Paul Auster
Sunset Park
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Editorial: Anagrama
Páginas: 285
Precio: 18,50 euros
     Sabido es que Paul Auster es autor que ha sabido despertar atención especial y hasta adicción en sus lectores, por lo que la exigencia de éstos se muestra cada vez más intransigente a cada nueva obra suya. Para decirlo de otra manera, es un autor al que se le ha colocado en competición consigo mismo y los enemigos a batir son sus anteriores propias obras. En cierto modo también, sería como la situación extrema de ese tenor que, de entrada, dio el do de pecho y, su restante actuación, se ve como gravada o lastrada por ese primer grado de exaltación y exultación. Puede ser que esta circunstancia se halle presente en el común de las críticas que sobre ésta su última novela se han escrito.
    Sin embargo, tan difícil como alabarla generosamente, resultaría injusto no resaltar las virtudes de esta novela, ésas que son parte inalienable de la literatura de Paul Auster, que empiezan en la frescura, espontaneidad y amenidad de su escritura y siguen dotando a sus personajes y sus historias, de esa su ductilidad tan especial. Incide el autor, como en un plano general y como exponente primero y principal de la sarta de historias que irán desarrollándose a lo largo de la novela en ese fenómeno social que tiene que ver con los aspectos de viviendas apropiadas por los bancos por medio de embargo y derivando tanto a los domicilios abandonados como a los llamados okupas aun grupo de los cuales se une, adentrándose en los estudios psicológicos de los varios personajes que van apareciendo a lo largo de la novela . El protagonista, Miles Heller, al menos en su presentación, se dedica a un trabajo llamado “sacar la basura” junto con un equipo formado por cuatro personas y a las órdenes de la “Compañía Inmobiliaria Dunbar, que subcontrata sus servicios de mantenimiento de viviendas”. Claro que aun en este trabajo, que pudiera parecer tan vulgar según desde qué punto de vista pero tan enormemente sugestivo si se observa desde el lado de observar y estudiar comportamientos humanos, puede poner Miles una nota de especificidad personal, como es esa rareza suya de fotografiar las cosas abandonadas. También sirve, para mejor dejar perfilada su figura, ese peso que arrastra, como Caín irredento, de la muerte de su hermanastro, una duda enquistada de si accidente o no, problema que, aun a costa suya, le va minando seguridades, ya que deja en el aire, como voluntaria ignorancia, si la muerte de Bobby fue accidente o si en el fondo tenía intención de matarlo.  Y, en cuanto a la parte amorosa, la relación que vive con Pilar Sánchez, menor de edad y junto con la lectura de “El Gran Gatsby” (tercera lectura para él desde que le regaló su padre a los dieciséis años) de por medio. Pero, como casi siempre en el caso de Auster, esos variados personajes suyos van cobrando entidad tan personal que hasta tendrán voz propia en una manera de estampas personales que nos revelará en sus problemas y episodios, todo ello bien entreverado de notas y recuerdos personales sobre referencias culturales, serie de opiniones que vierte sobre libros, películas, etc. Una novela que nos da algo como la radiografía de su país, Estados Unidos, sumido en problemas de la actualidad, y de carambola, retratando asimismo otros países seguramente en razón a la dependencia de costumbres y manera de vivir que se imita de la sociedad americana. La novela, siendo en esencia una más de la larga lista de obras que hablan de la fecunda trayectoria literaria de Auster, es, al mismo tiempo, una más agradar a sus lectores gracias a las características que nunca faltan en su narrativa.